Manu Fernández –Enerlis Team, Researcher + Consultant + Speaker. Urban economy, adaptive urbanism, impact of tech in urban life, sustainability, transport,… Human Scale Cities.
En un mundo crecientemente urbanizado, donde nuevas regiones y grandes metrópolis ponen patas arriba las jerarquías tradicionales de acumulación de poder financiero, población, conocimiento y desarrollo, la Unión Europea se enfrenta con enormes desafíos. Heredera de un amplio bagaje histórico, necesita encontrar su espacio propio. En este sentido, sus pueblos y ciudades representan (aún) un signo distintivo frente a otros modelos de desarrollo.
El mantenimiento del Estado del Bienestar, su liderazgo en la escena internacional en el compromiso ambiental o su urbanismo en el que los centros históricos, la mezcla de usos y la compacidad han sido una seña de identidad son rasgos distintivos de su modelo de desarrollo. Son características que pueden marcar la diferencia en el futuro para mantener la calidad de vida y sobre las que se basan los actuales planteamientos de la Unión Europea a la hora de diseñar un modelo urbano propio desde el que sostener las conquistas de las últimas décadas.
Este es el marco en el que podemos entender las nuevas orientaciones de la Comisión Europea a la hora de afrontar el nuevo periodo de programación con el que sostener las políticas urbanas. Este periodo marca a los ayuntamientos un reto singular y muy específico si quieren optar a estos fondos: disponer de una Estrategia Urbana Integrada como instrumento de análisis y proyección de futuro de los retos de cada municipio. Serán estos instrumentos, que deberán diseñar y aprobar en los próximos meses, los que sustenten no sólo su marco estratégico para dar coherencia a sus políticas hacia ciudades más sostenibles, sino también sus apuestas prioritarias en forma de áreas singulares de intervención para las que puedan solicitar fondos estructurales.
Dichas intervenciones, para poder cumplir con su carácter integral, deberán atender a objetivos de inclusión social y lucha contra la pobreza, de economía baja en carbono (principalmente a través de proyectos de eficiencia y rehabilitación), de mejora en el uso y calidad de las TIC y de conservación del medio ambiente. Este enfoque integral ha sido una constante desde la Carta de Leipzig que la Unión Europea adoptó en 2007 como criterio de sus políticas urbanas. Estas Estrategias Urbanas Integradas no deberían ser un mero salvoconducto pragmático para recibir fondos, de los que tan necesitados están los ayuntamientos. Estos también necesitan, como toda Europa, tener claro el camino que quieren recorrer en los próximos años si quieren prometer bienestar y calidad de vida para su ciudadanía. Una estrategia de este tipo, cuando es algo más que un mero documento y se convierte en una guía sintética, precisa e ilusionante sobre cómo construir un futuro, puede ofrecer luz sobre qué camino queremos recorrer.
Este camino pasa necesariamente por fortalecer tanto la visión como la gestión de los ayuntamientos para afrontar sus retos de manera integral, y diseñar proyectos de intervención que transformen barrios y ámbitos urbanos que buscan renovarse. Las ciudades tienen ante sí la oportunidad de alinear su capacidad como motores económicos para crear condiciones para la creación de empleo y la desigualdad, y para crear entornos más saludables. Centros históricos, barrios, áreas residuales o cualquier otro ámbito que podamos encontrar en nuestras ciudades necesitan un nuevo impulso para su regeneración integral, pero la decisión sobre cómo actuar en ellas tendrá que sostenerse en una estrategia más amplia, un marco estratégico –la Estrategia Urbana Integrada- que sustente y asegure la contribución de los proyectos a resolver los retos que defina la ciudad.
En este marco, se abre una oportunidad que debemos aprovechar: un incentivo para situar a los municipios españoles en una plataforma fundamental para situarse en el mundo, para pensarse a largo plazo y para orientar sus esfuerzos en la transformación de sus espacios urbanos desde una mirada amplia al desarrollo.