Hace apenas un lustro las ciudades inteligentes (smart cities) sonaban a chino. Hoy en día no solo son un tema habitual de conversación y trabajo entre los profesionales a escala mundial sino que se estima que serán un elemento esencial para mejorar la gestión integral de las ciudades, tanto las grandes como las pequeñas, en un horizonte en el que será clave administrar mejor los recursos económicos públicos.
Hay instituciones que están tirando del carro, pero precisan de la colaboración privada para ser más efectivos. Este diario ha reunido a varios expertos, en un desayuno organizado por Grupo Joly e Hidralia, para analizar en qué momento se encuentran las ciudades inteligentes y qué se puede esperar a corto y medio plazo.
Uno de los retos es conjugar la tecnología existente, la demanda real de los ciudadanos, el interés y el modelo de funcionamiento de las Administraciones y la inversión. Desde el área de Innovación y Nuevas Tecnologías del Ayuntamiento de Málaga se trabaja en una ciudad que está siendo pionera a escala nacional en el desarrollo de smart city y que fue elegida en 2011 como la ciudad más inteligente de España.
Los ayuntamientos están gestionando sus respectivas áreas de forma vertical, independiente y, en muchos casos, inconexa. Por un lado va la política medioambiental, por otro la urbanística, la comercial… Una ciudad inteligente, en sí, tiene que horizontalizar esa gestión, es decir, dejar de gestionar servicios aislados y hacerlo como un todo.
El futuro es más que prometedor en este segmento. Europa va a invertir ahora menos dinero en cemento y más en I+D. Habrá unos 80.000 millones de euros de fondos europeos y un buen pellizco va a caer en Andalucía. Desde el punto de vista empresarial, se abren los caminos. Hay un nicho de mercado tan grande que todo se va a mover mucho. Cualquier empresa puede dar un salto brutal si tiene una buena idea, por lo que es una época muy interesante la que vamos a vivir.
La puesta en marcha del cluster Andalucía Smart City, de reciente creación, va precisamente en la dirección de promover alianzas empresariales que impulsen a la región y reduzcan la tasa de paro. En España hay crisis en todos sitios, pero hay regiones con un 17% de paro y otras como Andalucía con un 36%. Los andaluces también tienen formación universitaria o infraestructuras. Lo que les diferencia es que esas regiones tienen industria y los andaluces no.
Las oportunidades saltan a la vista. El abanico se abre en aspectos como la movilidad, la gestión de residuos, el abastecimiento de agua o luz, mejorar la calidad de vida y poner soluciones a problemas del futuro, por lo que todas las ciudades van a aprovechar el conocimiento generado en otras.
Las empresas están apostando, pero hay que casar ese interés empresarial con el de las administraciones y, sobre todo, con el de los funcionarios. Tener una ciudad inteligente requiere un cambio de mentalidad y un liderazgo fuerte por parte del alcalde.
En el caso de Málaga, por ejemplo, el Consistorio se está ahorrando 2 millones de euros al año simplemente cambiando la potencia de las bombillas y controlando las cabeceras de las farolas, permitiendo así regular la luz en función de la hora. La crisis ha llevado la austeridad a los ayuntamientos y a un control absoluto de los gastos y las ciudades inteligentes jugarán un papel destacado en esta coyuntura.