Durante cuatro días Barcelona estará en el punto de mira de todo el mundo y se convertirá en la capital de desarrollo sostenible ante la celebración de manera simultánea del Smart City Expo World Congress, el Simposio Mundial del Vehículo Eléctrico y BcnRail, el salón internacional de la industria ferroviaria, que se desarrollarán en el recinto de Gran Via de la Fira de Barcelona.
Las smart cities nacieron de una necesidad: hacer más habitables y sostenibles las ciudades. Los datos que aportan instituciones como las Naciones Unidas hablan por sí solos: el número de personas que viven en áreas urbanas se incrementará un 70% entre el año 2010 y 2050, pasando de 3.600 millones a 6.300 millones.
Esto explica el auge de las megaciudades, grandes urbes que superan los 10 millones de habitantes. Actualmente, las ciudades consumen tres cuartas partes de la energía producida en el planeta, y más de un tercio de esta energía se pierde en el transporte y distribución de la misma. Del mismo modo, el ritmo frenético de explotación de los recursos naturales hace saltar todas las alarmas. Ya no es exagerado decir que el mundo es mayoritariamente urbano, puesto que muchos de los países desarrollados tienen poblaciones urbanas de cerca del 80%. En este contexto, la relación entre el ciudadano y la ciudad debe cambiar para dejar paso a nuevos modelos urbanos que se basan principalmente en la sostenibilidad, la información y la participación ciudadana por encima de todo.
En el top ten de las ciudades que favorecen las iniciativas de movilidad eléctrica y donde dicha tecnología se implanta de manera sólida, se encuentra Barcelona. Los vehículos de cero emisiones se imponen como la opción de futuro más eficiente ante problemas de gran magnitud como la contaminación, el encarecimiento del petróleo o la demanda creciente de automóviles en países emergentes, sin renunciar a la preservación del medioambiente.
Del mismo modo, las infraestructuras ferroviarias españolas se encuentran en un momento clave de su desarrollo futuro puesto que uno de los retos es interconectar las infraestructuras existentes para un mayor rendimiento económico sin renunciar a una movilidad sostenible.