El decálogo de las Smart City

Fuente: TICbeat

El término Smart City ya se ha integrado en nuestro vocabulario: parece claro que constituyen el horizonte de un mundo eminentemente urbano, al igual que parece claro que aportarán ventajas en términos de sostenibilidad y calidad de vida. Sin embargo, todavía quedan muchas cosas por concretar en ese discurso que vaticina la era de la ciudad inteligente; en un nuevo intento de despejar esas dudas, la asociación AMETIC presentó su informe Smart Cities 2012.

El informe, en el que también ha participado el Foro TIC para la sostenibilidad, elabora un decálogo de aspectos a tener en cuenta en el proceso de transición de una ciudad a Smart City.

  1. Debemos saber qué ciudad somos: conocer su perfil sociológico y demográfico, sus necesidades y cómo van a evolucionar éstas en el futuro. ¿Cuáles son nuestras fortalezas y debilidades?
  2. También debemos saber qué ciudad queremos ser: ¿qué tipo de Smart City deseamos tener? El informe pone algunos ejemplos: una ciudad con una población que envejece rápidamente debería priorizar sus servicios sociosanitarios, mientras que una ciudad con un consumo energético muy ineficiente debería priorizar los servicios de energía. Se trata de seleccionar los servicios que más le interesan a la ciudad y empezar a trabajar en ellos.
  3. Hay que tener paciencia: la transformación de una ciudad en smart city es un proceso largo. Se necesita un compromiso firme por parte de todas las administraciones y fuerzas políticas que podrían gestionar la ciudad a lo largo del proceso.
  4. También se requiere la participación de muchos agentes privados, así que hay que asegurar la adhesión y la participación de todos ellos: empresas de suministro energético, servicios financieros o de transportes, hasta la sociedad civil.
  5. La financiación tiene que proceder tanto del ámbito público como del privado.  Las ganancias de eficiencia que se derivan de los servicios prestados por la smart city alcanzan a ambas esferas
  6. Es necesaria la implicación ciudadana. La comunicación con los ciudadanos ha de ser constante y consistente, y la transformación debe ser vista por todos como un proyecto común y de gran alcance.
  7. Se requiere paciencia, pero también resultados a medio plazo. La transformación de una ciudad en inteligente es  un proceso lento, pero, no obstante, el plan de proyecto ha de incluir algún logro intermedio que permita que los agentes de la ciudad accedan a alguno de los beneficios de la smart city en el menor plazo posible
  8. Las soluciones que se ofrezcan han de ser abiertas. El informe recomienda huir de las soluciones propietarias y cerradas que puedan comprometer el futuro de las inversiones que se realicen.
  9. Lo mejor es minimizar el riesgo tecnológico, salvo para la realización de pruebas piloto.
  10. Hay que dar seguimiento a todos los proyectos involucrados en la smart city para poder medir tanto el avance de los mismos como sus resultados.
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