FUENTE: Cinco Días
La industria del vino ya está sufriendo los efectos del cambio climático. El aumento de temperatura produce nuevos caldos inesperados y empuja a las empresas a renovar su interés por invertir en innovación. El grupo español Matarromera ganó el pasado mes de marzo el Premio Europeo de Medio Ambiente que concede la Comisión Europea y que premia la inclusión de 20 medidas medioambientales en la gestión de la compañía encaminadas a reducir la huella de carbono consecuente de su actividad.
La bodega genera 467 kilovatios de electricidad a partir de seis instalaciones de solar fotovoltaica y ha instalado sistemas de calentamiento de agua para uso industrial y sanitario con los que abastecer el proceso productivo mediante dos plantas de energía solar foto térmica.
Otra de las medidas de ahorro energético de la compañía es el uso de biomasa como combustible, levantando una planta para aprovechar los restos forestales de la vendimia, los sarmientos, las barricas o los palés y emplearlos como fuente combustible con la que climatizar las instalaciones de sus bodegas, obtener agua caliente de uso industrial e incluso utilizarlas en algunas fases de la elaboración del vino, por ejemplo, en el lavado de depósitos y de barricas o en el embotellamiento.
Además de la solar fotovoltaica y del uso de biomasa, el sistema de cogeneración de las plantas térmica y eléctrica ahorra unos 48.000 litros de gasolina, según cálculos de la empresa.
La apuesta por desarrollar el negocio en clave sostenible también responde al impacto del cambio climático sobre los viñedos. Por eso, la compañía es uno del os integrantes del proyecto Cenit Demeter, consorcio de 26 empresas del sector vinícola desde el que se están desarrollando nuevas estrategias y métodos vitícolas y enológicos que combatan el cambio climático.
Otro de los proyectos verdes en los que participa la productora vinícola es el programa europeo Life Haprowine, para promover el reciclado de residuos procedentes de la industria del vino.
La compañía ha invertido 6,3 millones de euros, de los 7,2 millones de su partida destinada al desarrollo sostenible entre 2005 y 2015, para reducir su consumo de agua y de energía por unidad de producto un 40%, mermar las emisiones de dióxido de carbono un 40% y crear nuevos diseños para reducir el consumo en la fabricación de materiales. Marcan como objetivo además, incrementar sus marcas de vino ecológico e introducir vehículos eléctricos en su flota empresarial y todas sus bodegas -7 en total- están pensadas desde un punto de vista arquitectónico para ahorrar energía.